
1. Tu postura comienza a mejorar
Ir a tus clases te hizo darte cuenta que la espalda no estaba tan libre como pensábamos. Pasamos mucho tiempo encorvados, sentados frente a un escritorio, mirando la pantalla de una computadora o el celular. Con Yoga tu espalda vuelve a respirar.
2. Sigues constante y de pronto… un día sientes una alegría inexplicable
Sales de tu clase tranquilo, contento, con más energía. No sabes muy bien porqué, pero esa hora de práctica cambió tu ánimo. Es el resultado de liberar el cuerpo y la mente, dándote el espacio de conexión contigo.
3. Continuas con tu práctica y ciertas cosas en tu vida comienzan a cambiar
Ya no solo es que tienes más fuerza y flexibilidad del cuerpo y de la mente, sino que tu trato con el entorno ha cambiado. Comienzas a ver lo que sucede a tu alrededor con mayor claridad.
En ese camino, podemos reconocer nuestros miedos, soltar apegos y bloqueos.
4. A veces el cambio puede causar temor
A medida que te vas haciendo consciente, la vida te pide soltar creencias, hábitos, situaciones, personas y la mente se resistirá. Es normal, ten fe que es para bien. Nada costó más que aprender de uno mismo.
5. Comienzas a alinearte con tu propósito de vida
El enfoque en ti mismo te pondrá en la situación de avanzar hacia tu camino o quedarte en lo ya conocido.
Todos llegamos a esta vida con un propósito, un camino. Lo que haces hoy te invita a dar el paso para tu evolución.
– Yoga es un proceso de transformación. Todos estos cambios vienen a través de la práctica constante. Yoga no es un deporte, es el mayor regalo que nos dio la vida para nuestra autorrealización.
– Los cambios físicos vienen como consecuencia, la toma de consciencia es la oportunidad que la vida te da para trascender.
Namasté.